A todos nos encanta el Orobroy, composición musical que el pianista flamenco Dorantes escribió en su niñez y que escuchamos cada domingo en Toros para todos. Es una obra que, aunque la escuchemos una y otra vez, no nos cansa. Pero ¿hemos reparado en escuchar su letra? ¿Hemos tratado de comprenderla?
Bus junelo a purí golí e men arate
sos guillabela duquelando
palal gres e berrochí,
prejenelo a Undebé sos bué men orchí callí
ta andiar diñelo andoba suetí
rujis pre alangarí,
Si la leemos tal cual, es difícil que nos diga algo porque no la entendemos, pero lo cierto es que esta letra está llena de belleza, y es que “es una adaptación poética al caló del siguiente pensamiento”:
Cuando escucho la vieja voz de mi sangre
que canta y llora recordando
pasados siglos de horror,
siento a Dios que perfuma mi alma
y en el mundo voy sembrando
rosas en vez de dolor.
Traducción y entrecomillado extraído del panfleto descriptivo del disco “Orobroy”, de Dorantes.